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El Imperial Parte 3 y Final (relato real)

Escrito por: Sub_BCN

Subimos de nuevo y vimos que se estaba empezando a formar cola en el guardarropa, lo que indicaba que la gente empezaba a marcharse del local. Entramos en la sala y efectivamente había mucha menos gente que cuando bajamos a que mi Amo y su amigo me follaran.

  • Esto ya cierra? - preguntó mi Amo.

  • Le debe quedar poco. - Dijo Pol.

En ese momento supe lo que venía y empecé a dudar si estaba preparado para aquello y si realmente quería hacerlo. Mi Amo me miró y sonrió maliciosamente.

  • Ya sabes lo que toca ahora no?

Contesté con un tímido Sí Amo.

  • Pues tira.

Bajamos mi Amo y yo de nuevo las escaleras que daban a los baños y el cuarto oscuro y nos adentramos en él, Pol se quedó arriba hablando con el de la barra. Había más gente abajo que arriba en la sala, algunos hablando preparándose para continuar la fiesta en otro sitio, posiblemente algún chill o en la sauna. Me empezaba a arrepentir de algo que yo mismo le había propuesto a mi Amo en un momento de calentón, esas cosas con las que uno fantasea pero que no dejan de ser eso, una fantasía. Mi Amo iba probando puerta tras puerta, parecía que todas estaban cerradas hasta que vimos salir de una cabina a una pareja. Vamos. Entramos y mi Amo cerró por dentro.

  • Venga, desnúdate.

Me quité la pequeña mochila que había llevado toda la noche y me quité el pantalón quedándome totalmente desnudo, tan solo llevaba la cadena con el candado en el cuello y la jaula de castidad. Metí los pantalones en la mochila y saqué lo que mi Amo me había ordenado que llevara: un juego de muñequeras y tobilleras con 4 mosquetones y un antifaz ciego. Mi Amo observaba como me ponía las tobilleras y las muñequeras y ajustaba cada mosquetón a ellas. Cogió la mochila, se la colgó a la espalda y se guardó el antifaz en el bolsillo.

  • Ahora voy a salir, cuenta hasta cien. Luego sales de la cabina, le das una vuelta entera al cuarto oscuro y te vas a la zona del sling. Allí te estaré esperando. El resto ya lo sabes, te tumbas en el sling, te fijo las muñecas y los tobillos a las cadenas del sling y te pongo el antifaz. No verás quien te folla y así estarás hasta que enciendan las luces.

Yo sólo asentía con la cabeza, no me atrevía a hablar por miedo a romperme a llorar. No quería hacerlo pero tenía miedo a defraudarle y perderle a él también.

Entendido?

Volví a asentir con la cabeza mirando al suelo para que no viese que mi cara decía “no quiero hacerlo”

  • Muy bien, empieza a contar cuando cierre la puerta.

  • Amo.

  • Qué?

  • Cuando esté en el sling, estarás ahí?

  • Estaré.

Salió de la cabina, cerré y empecé a contar. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10… Mientras contaba pensaba en que allí había gente que más o menos conocía, ningún amigo pero sí algunos conocidos. Una cosa era que me vieran arrodillado comiendo pollas y otra muy distinta pasearme desnudo con la jaula de castidad y la cadena en el cuello por todo el cuarto oscuro y acabar atado en un sling para que me follase quien quisiera. 97, 98, 99 y 100. Tomé aire, quité el pestillo y abrí la puerta. Con la puerta totalmente abierta me armé de valor y me dispuse a salir. Decidido di un paso adelante y me planté fuera de la cabina en medio del pasillo ante la mirada de un par de tíos que andaban por allí. De pronto alguien que parecía salir de la nada me empujó otra vez dentro de la cabina, entró y cerró la puerta.

  • En serio te pensabas que iba a dejar que lo hicieras? Venga, quítate eso y vístete.

  • Gracias Amo.

  • Ten cuidado con lo que deseas.

Me vestí y subimos al guardarropa, recogimos nuestras chaquetas y salimos del local.

  • Ahora un taxi y derechito a casa. Entendido?

  • Sí Amo.

  • Mándame un WhatsApp cuando estés en casa. Te puedes quitar la jaula y hacerte una paja.

  • Gracias Amo. Te lo has pasado bien.

  • Muy bien.

Subí al taxi y no dejé de pensar en todo lo ocurrido aquella noche y en lo bien que lo había pasado. Cuando llegué a casa le envié un WhatsApp como me había ordenado, sin embargo no me quité la jaula de castidad, me moría por correrme pero quería y necesitaba seguir sufriendo un poco más por mi Amo. Él se lo merecía.

El Imperial Parte 3 y Final (relato real)

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